DE FIESTA
Autor: RAÚL ORTEGA
Trabajando como reportero gráfico para el periódico “La
jornada”, en 1994, sería encargado de cubrir el lanzamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); en su recorrido cubriendo esta
noticia, llegaría a Chiapas, México, donde se topó con la realidad que vivían
los sectores más pobres del lugar. En ese momento intentaría realizar
fotografías de las festividades que se celebraban, no obstante, encontró una
persistente negativa por parte de sus pobladores; estas reacciones confundían y
estresaban al fotógrafo, pero estas mismas le permitirían entender que el ritmo
y velocidad, que su trabajo como reportero gráfico le exigía, no le permitiría
retratar estas festividades, y mucho menos, el poder realizar un libro.
Los ritmos en el periódico eran sumamente apresurados y
peligrosos; tras esta reflexión el autor decidió abandonar su hogar en la ciudad
de México, para dirigirse a Chiapas. Allí, y con el tiempo que pasaría interactuando
con sus habitantes, aprendió a no fotografiar; aprendió a formar parte del
ambiente, de la comunidad, a ganarse la confianza de las personas, a respetar y
entender de mejor manera sus espacios, conocer más sobre sus costumbres. Ahora
que se encontraba fuera del periódico, y se había dado tiempo para convivir con
las personas de la localidad, estaba al ritmo adecuado para desarrollar un
libro, de la forma correcta, sobre sus festividades. Tanto la realización del
libro, como la vivencia de las fiestas, le significarían un ejercicio de catarsis
y de redescubrimiento a sí mismo, lo que
le permitió entender, después, el por qué de la negativa y la desconfianza
inicial de la misma gente que ahora le habría sus puertas, y le permitía
retratarlos con amplias libertades.
Esta interacción que Ortega mantuvo con los pobladores,
es uno de los motivos principales, además de la obvia destreza del autor, que
le permitieron capturar imágenes tan sinceras e íntimas de las celebraciones de
la localidad, en las que el espectador puede apreciar escenas particulares, que
no son retratadas desde una visión exótica; al contario es posible sentir
familiaridad, respeto, inclusive cierta solemnidad en varias de sus imágenes;
detalles que hacen valiosa la obra y trabajo del autor.
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